Cuando llega ese momento del día, le doy tiempo a mi cuerpo y mente para decidir. Un chocolate? Llamar o visitar a alguien? Salir? Serie en Netflix? Una siesta? TikTok? Un café?

A veces solo salgo en el carro y en el camino descubro qué quiero hacer.

Están de moda muchas cosas. Las probamos, compartimos, repetimos, descartamos, nos aburrimos, etc. Pero la posibilidad de hacer algo que no estaba planificado o que no tengamos que hacer por obligación, esa es la libertad que nunca pasará de moda. Este ritual es mi remedio para las rutinas, el estrés o cuando me siento saturada.

Sé que la libertad puede verse reflejada en la vida de las personas de muchas maneras. La independencia económica es la forma de libertad de muchos. Conozco personas que sienten esa libertad al viajar a menudo. Otros ven la libertad como la posibilidad de decir absolutamente todo lo que piensan. O cambiarse de religión. O vivir solos. Hay personas que sienten libertad haciendo deportes extremos. Otros lo encuentran en el alcohol o las drogas. 

Todos tenemos derecho a buscar la libertad de diferentes maneras. Pero no nos damos cuenta que seguimos en una jaula porque en lugar de buscar la libertad interior, la buscamos fuera de nosotros. 

Creo que he probado muchas de las que menciono anteriormente. Y aunque todavía estoy en la búsqueda de mi libertad interior, por ahora me quedo con tener la libertad de decidir lo que me da la gana de hacer 1 vez al día.

Puede tomarme 5 minutos, otras veces 3 horas y otras varios días (porque me escapo un fin de semana a la playa). Al final, siento esa sensación de libertad a la que me considero adicta. No sé si eso sea algo bueno o malo…

Últimamente también he sentido una sensación de libertad al limpiar mi clóset de cosas que ya no uso, especialmente por la pandemia.